jueves, 15 de enero de 2009

Tiempos de exposición

Si pasa en la vida, pasa en la fotografía.


Concatenando curiosidades, en tiempos como los que hoy nos tocan, sabemos que el tiempo de exposición es una traducción, mas o menos acertada de lo que algunos llaman velocidad del obturador. Es muy curioso que se nos traduzca velocidad en vez de tiempo. Es sugerente acerca de la pista de que algo que está dando vuelta en los imaginarios colectivos. Pensar que la velocidad es lo mismo que el tiempo es un error muy común provocado por aquellos que utilizan al inglés como camino para pensar, un idioma aparentemente triunfante entre los que hoy subsisten, que también omite diferenciar ser de estar, como si fuera lo mismo. Y no lo es. ¿Sabemos que no lo es?



OTRAS EXPOSICIONES


La exposición parecería ser una parte necesaria de nuestra existencia en una sociedad que así lo demanda. La exposición, es decir, el tiempo de afectación por una forma de energía transformante, parece ser inherente a los tiempos que hoy nos tocan. El tiempo de exposición al sol de la piel; la exposición pública a nuestra intimidad, la exposición a la comunicación forzada por el mercado y los medios de difusión masivos, el tiempo de exposición a condiciones de vida infrahumana o de trabajo también hace lo suyo en relación a los cambios que genera.


Alguna ayudita fotoquímica


Cercano a nuestro barrio fotográfico, la fotoquímica tiene algunas leyes que aportan más pistas acerca de la condición fundante de esta nota. Permitidme citarlas:

Ley de absorción de Grotthus-Draper: Una radiación no puede provocar acción química más que si es absorbida por un cuerpo (o un sistema de cuerpos); si no, no puede haber transmisión de energía luminosa.

Ley energética: Para que una radiación luminosa actúe eficazmente, debe poseer una energía, por lo menos, igual a la necesaria para la transformación química.

Ley de la equivalencia fotoquímica (o ley de Einstein): A cada fotón absorbido, corresponde una molécula descompuesta o combinada.


Algunas preguntillas retóricas


¿Qué pasaría si consideráramos a las leyes anteriores, como explicaciones a metáforas de nuestra existencia?

¿Si supusiéramos por un instante que las radiaciones posibles tienen mas que ver con lo obvio que con lo intrincado?

¿Por qué no sabernos tan sensibles como aquellas moléculas que deseamos modificar?

¿Por qué despojar de nosotros toda responsabilidad poniéndola en el objeto o en el instrumento?

¿Por qué creer que lo que es común a todas las disciplinas del arte, solamente debe ser anecdótico a ésta que utilizamos, tal vez eventualmente, en vacaciones o festejos de alguna relevancia social pre-establecida?

¿Por qué se cree tan fácilmente en fórmulas o recetas mágicas si en ningún otro aspecto de la vida funcionan?

¿Por qué aumenta la fe en los equipos a la vez que disminuye el conocimiento acerca de su utilidad?


LOS OPRESORES y los oprimidos


Desde el renacimiento sabemos los opresores lo son, porque los oprimidos se lo permiten. Sabemos entonces por añadidura, que bastaría con negarle tal entidad para que su rol se debilite o cese. Podríamos agregar que, todo el tiempo en el que se asume a un opresor como tal, su poder se fortalece y que su validez entonces es directamente proporcional al tiempo en el que se lo sostiene como tal. Asumamos entonces, que en términos de opresión, sólo reaccionamos ante lo que nos molesta o contra aquello que queremos cambiar.

2 comentarios:

Ren dijo...

Tenemos un cuerpo de materia, la materia es energia condensada. sin mas ni menos que luz. somos luz. y nos vemos afectados como tal.. a todas sus variaciones desde la concepcion infinita de la constante transformacion hasta las etereas e impalpables sensaciones
abrazos por ahi!

Luna Cornata dijo...

Creo que la preocupación por el equipo, por la tecnología, por la velocidad, por volver del viaje con 800 fotos-trofeo-fetiche todas iguales de incomunicativas es parte de lo mismo. La razón que ha devenido "razón instrumental" como decía mi amigo Horkheimer. El olvido de la pregunta por el Ser que dió paso a la carrera por conquistarlo como dijo mi otro amigo Heidegger. El fetichismo de la tecnología, de la cámara-falo y ver quién lo tiene más largo, de acopiar objetos de deseo que se esfuman y crean nuevos deseos (bajar gigas de mp3, gigas de fotos, gigas de videos y acopiarlos). Satisfacción instantánea o le devolvemos su dinero.