miércoles, 28 de enero de 2009

Entre Obama y Evo Morales, uno para ver y otro para pensar

Valiosa sugerencia del compañero Don Francisco Mas (el campión de tenis)


http://www.davidbergman.net/blog/2009/01/22/how-i-made-a-1474-megapixel-photo-during-president-obamas-inaugural-address/#comment-2034

f+


A pesar de que el fulanito este ya me tiene podrido (hablo del afro norteamericano, si se me permite la mariconería idiomática) vale alpena mostrar que tipo de archivo se pueden capurar y que recursos existen en la red para poder montar información minuciosa y recorrer los detalles que se les ocurran

¿a quee no encuentrana algún conocido?


Lupa de oro al que encuentre a Mateyko y lupa de oro para quien descubra a un actor de medio pelo que está dormido mientras el otro se hace el buenito ante las multitudes


A propósito:


¿alguien vió fotos de los festejos tras las elecciones que le permiten a Bolivia modificar su constitución?

Permitidme agregarles una nota de Orlando Barone para Radio Continental ( http://www.continental.com.ar/noticias/753125.asp)



Bolivia no vale un gran título de tapa y Evo no sabe de marketing

Autor: Orlando Barone


Evo Morales tiene la culpa de su poca capacidad de marketing en la Argentina mediática. Tiene la culpa de que su triunfo electoral no merezca el título principal de la mayor parte de los diarios argentinos. Es como si con el triunfo de ayer los hubiera defraudado. Una mirada por los kioscos bastaría para ver que solo Página 12 y el Buenos Aires Herald no consideran que el 60 % de bolivianos que ayer votaron a favor de la constitución socialista, son el tema central de las noticias. Esos dos únicos diarios “sí” creen que la votación en el país vecino merecía y merece el rango central de la tapa. Pero los grandes medios no. Por más que residan aquí cientos de miles de ciudadanos bolivianos. Otra cosa hubiera sido si Evo perdía. Ahí la noticia hubiera sido consagratoria. Hubiera trascendido como el ocaso de una rémora. Pero Evo ganó y ese atrevimiento se paga con la postergación a los márgenes. A noticias colaterales. El socialismo sale grande en tapa cuando se cae, no cuando sube. La culpa es de Evo por elegir el camino indeseado. Retrógrado. El socialismo es un fracaso: en cambio el capitalismo es un derramador de riqueza que nunca cesa. El ejemplo es el mundo.

Cómo pretende que los grandes medios de comunicación, que son capaces de potenciar en la tapa el gruñido de una empresa privada pellizcada en la caja chica por el Estado, o el pataleo de un inversor sediento de gas al que en Bolivia le dicen que vaya a comprarlo barato a los rusos, se ocupen de celebrar la democrática determinación de la sociedad del altiplano. No y no. Al contrario, se entretienen en decir que 60 % es poco; que es menos que lo que Evo Morales esperaba. Y que son más finos y más calificados los votos en contra. O dicen que el resultado acrecienta la división de Bolivia. Y que el Mundo real ve con desconfianza la limitación de la propiedad de la tierra porque deja a los terratenientes con el síndrome de abstinencia. Y justo en estos tiempos globales de crisis cuando lo negocios más necesitan extraer riquezas de cualquier pozo. Cómo se le ocurre a Evo Morales que su país se adueñe de los recursos naturales en vez de darlos a explotar más fructíferamente a grandes corporaciones filantrópicas. Esa filantropía que hizo tanto bien en Bolivia durante siglos. Esos son los motivos por qué siendo un abultado ganador en las urnas Evo es un perdedor en las noticias. Si el periodismo no lo aclama por algo será: el periodismo es justo. Evo ya debería aprender que los bolivianos son simpáticos cuando tocan la quena y la “tarka” debajo de un cactus. Pero no cuando se vuelven bolivianos.





lunes, 26 de enero de 2009

jueves, 15 de enero de 2009

Tiempos de exposición

Si pasa en la vida, pasa en la fotografía.


Concatenando curiosidades, en tiempos como los que hoy nos tocan, sabemos que el tiempo de exposición es una traducción, mas o menos acertada de lo que algunos llaman velocidad del obturador. Es muy curioso que se nos traduzca velocidad en vez de tiempo. Es sugerente acerca de la pista de que algo que está dando vuelta en los imaginarios colectivos. Pensar que la velocidad es lo mismo que el tiempo es un error muy común provocado por aquellos que utilizan al inglés como camino para pensar, un idioma aparentemente triunfante entre los que hoy subsisten, que también omite diferenciar ser de estar, como si fuera lo mismo. Y no lo es. ¿Sabemos que no lo es?



OTRAS EXPOSICIONES


La exposición parecería ser una parte necesaria de nuestra existencia en una sociedad que así lo demanda. La exposición, es decir, el tiempo de afectación por una forma de energía transformante, parece ser inherente a los tiempos que hoy nos tocan. El tiempo de exposición al sol de la piel; la exposición pública a nuestra intimidad, la exposición a la comunicación forzada por el mercado y los medios de difusión masivos, el tiempo de exposición a condiciones de vida infrahumana o de trabajo también hace lo suyo en relación a los cambios que genera.


Alguna ayudita fotoquímica


Cercano a nuestro barrio fotográfico, la fotoquímica tiene algunas leyes que aportan más pistas acerca de la condición fundante de esta nota. Permitidme citarlas:

Ley de absorción de Grotthus-Draper: Una radiación no puede provocar acción química más que si es absorbida por un cuerpo (o un sistema de cuerpos); si no, no puede haber transmisión de energía luminosa.

Ley energética: Para que una radiación luminosa actúe eficazmente, debe poseer una energía, por lo menos, igual a la necesaria para la transformación química.

Ley de la equivalencia fotoquímica (o ley de Einstein): A cada fotón absorbido, corresponde una molécula descompuesta o combinada.


Algunas preguntillas retóricas


¿Qué pasaría si consideráramos a las leyes anteriores, como explicaciones a metáforas de nuestra existencia?

¿Si supusiéramos por un instante que las radiaciones posibles tienen mas que ver con lo obvio que con lo intrincado?

¿Por qué no sabernos tan sensibles como aquellas moléculas que deseamos modificar?

¿Por qué despojar de nosotros toda responsabilidad poniéndola en el objeto o en el instrumento?

¿Por qué creer que lo que es común a todas las disciplinas del arte, solamente debe ser anecdótico a ésta que utilizamos, tal vez eventualmente, en vacaciones o festejos de alguna relevancia social pre-establecida?

¿Por qué se cree tan fácilmente en fórmulas o recetas mágicas si en ningún otro aspecto de la vida funcionan?

¿Por qué aumenta la fe en los equipos a la vez que disminuye el conocimiento acerca de su utilidad?


LOS OPRESORES y los oprimidos


Desde el renacimiento sabemos los opresores lo son, porque los oprimidos se lo permiten. Sabemos entonces por añadidura, que bastaría con negarle tal entidad para que su rol se debilite o cese. Podríamos agregar que, todo el tiempo en el que se asume a un opresor como tal, su poder se fortalece y que su validez entonces es directamente proporcional al tiempo en el que se lo sostiene como tal. Asumamos entonces, que en términos de opresión, sólo reaccionamos ante lo que nos molesta o contra aquello que queremos cambiar.