Ayer me llegó un correo con un discurso de Gervasio Sánchez (fotógrafo español del que seguro ya sabes bastante)...acá mismo te envío su discurso, por si nunca lo has leído...
Me supieron emocionar y encantar sus obras y trabajos ("Sierra Leona, Guerra y Paz", "El cerco de Sarajevo", "Kosovo, crónica de la deportación", "Las víctimas de Pinochet", etc...), en los cuales encuentro una fuerte presencia del gran Capa(en el modo, en la técnica, en la busqueda y la intención) y otro poco de Nachtwey (sobre todo en la crueldad con la cual se dice lo que se pretende decir)...¿puede ser?...
...tanto me supo emocionar y encantar eso, como así también su coraje para decir lo que piensa y siente justo en la cara de quienes deben escucharlo...
Me erizan la piel esos artistas que no se quedan estancados en las galerías pálidas, los canapés desabridos, los discursos pedorros y el prestigio berreta...
...me gustan MUCHO esos artistas que, como Gervasio Sánchez, no olvidan lo importante que ha resultado siempre, y aun resulta, el arte en la ardua y necesaria tarea de transformar la realidad...intentando llevarla del terror y la injusticia, a la alegría, la libertad y la igualdad...
...tipos como este me convencen de que, en la histórica lucha por "cambiar al mundo", una cámara fotográfica, puesta en manos de un ser humano sensible y tenaz, puede resultar tan efectiva como una bomba debajo de cualquier banco de
...e incluso mucho más!...jajajaja.
Aunque es cierto que podrían ser discutibles los sitios donde ha expuesto su último trabajo y algunos agradecimientos a instituciones, medios y empresas (El País,
…así que por hoy elegiré no hilar tan demasiado fino, no tropezar con el absurdo y darle mayor crédito a ésta mi piel erizada…jaja.
Un abrazo grande, Julián...
Espero este tipo de correos no te molesten, sino me decís he!!!...
Jerónimo...
Discurso pronunciado por Gervasio Sánchez (periodista y fotógrafo) durante la entrega de los premios Ortega y Gasset el 7 de mayo. En el acto estaban presentes
Estimados miembros del jurado, señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.
...somos nada y valemos mucho...
Tus elecciones hablan por vos… ¡Conocé quién sos realmente!
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